Es evidente el dominio del hombre en las distintas sociedades. Puede suponerse que dicha situación se remonta al paleolítico y es resultado de la valoración de la caza como actividad fundamental (practicada sólo por hombres), a pesar del dominio del hombre en la época primitiva la mujer tenia un papel fundamental, la fuerza femenina se adecuaban al trabajo exigido por la explotación de huertos, es aquí donde ya se dividen los dos sexos: la del hombre en la caza y la mujer en la casa (huertos), pero de cierta forma existían ciertos tipos de relaciones equitativas lo que hacía que la mujer tuviera un importante papel en la vida económica, ya que a pesar de dedicarse al hogar, las tareas domesticas entrañaban una labor productiva. (Vasijas de barro, tejidos, huertos, etc.)
Aparece la Esclavitud, y con él la Propiedad privada: dueña de los esclavos y de la tierra, el hombre se convierte también en el propietario de la mujer, es la “derrota histórica del sexo femenino”.
En la legislación romana, la mujer era una posesión del marido y por eso, no tenía control legal sobre su vida, sus recursos o sus hijos.
Las religiones monoteístas también apoyan la idea de que la mujer es por naturaleza más débil e inferior al hombre. En la Biblia, por ejemplo, Dios situó a Eva bajo la autoridad de Adán, y san Pablo pedía a las cristianas que obedecieran a sus maridos.
En el hinduismo sostiene que una mujer virtuosa debe adorar a su marido y que el poder de su virtud servirá de protección a ambos. Todo ello deriva en que su educación se limite a aprender habilidades domésticas y no accedan a posiciones de poder
En la revolución Industrial cuando las mujeres al fin pudieron acceder al trabajo en las fábricas, se transformaron en mano de obra barata, sufrían frecuentemente abusos por parte de los empleados. Y al mismo tiempo, las mujeres de clase media y alta debían permanecer en casa como símbolo decorativo del éxito económico de sus maridos.
Antes de la burocratización del Estado obrero por el Stalinismo, finalmente en la Revolución Socialista los bolcheviques tuvieron la siguiente consigna política: liberar a la mujer de la esclavitud del hogar, sino ella no podría ocupar el lugar que la revolución necesitaba.
Después de las grandes movilizaciones feministas de los años 60 y 70, las mujeres volvieron a casa, y las discusiones feministas pasaron de las calles a las aulas de las universidades. Surgieron los llamados Estudios de la Mujer y, posteriormente, Estudios de Género, sobre todo en los países imperialistas, y la lucha por la liberación de la mujer perdió lo más progresivo que tenía: el método de lucha, las manifestaciones masivas, la movilización, que involucraba otros sectores de la sociedad. Bajo la dirección de corrientes de clase media e intelectuales, sin la participación masiva de la mujer trabajadora, la lucha feminista se volvió aún más reformista, contentándose con ampliar los espacios de la mujer en la democracia burguesa. (Mabel Bellucci)
Son escasos, los movimientos feministas que tratan de identificar a la mujer en su clase social, y la transformación del sistema capitalista, de ser así los movimientos feministas serian uno de los movimientos más radicales que existiesen, pero el tema fundamental, no son las organizaciones feministas sino cual es el rol de la mujer en los movimientos que luchan contra el sistema capitalista, y como nos identificamos.
Es indiscutible que el género nos une y nos identifica, pero en el sistema capitalista, esto no es real, es real la existencia de clases sociales, por lo tanto una mujer capitalista no podrá sentirse igual a una obrera, las realidades de estas mujeres son diferentes y determinantes, entonces la mujer se identifica más por lo que vive que por lo que es, son estas clases las que determinan la relación de producción (explotado y explotador), y esta relaciones las que nos divide. Por lo tanto la mujer no es componente únicamente de género, sino de una clase, su organización tiene que darse con el objetivo de luchar contra toda una estructura monogámica y patriarcal, en este contexto la lucha no sería de género (es decir mujer contra hombre y viceversa) sino de clase. La mujer seria un integrante más de la batalla contra el sistema capitalista en su totalidad.
La conciencia de género, tal como lo entendemos las feministas marxistas, nacería a partir de esta conciencia de clase, aceptando que pertenecemos a la clase explotada y no a la explotadora, a partir de esta asimilación de clase comprenderemos que en el sistema capitalista la mujer obrera es explotada y la mujer capitalista explotadora. Aún existen condiciones de precarización en el trabajo, además de que no se libera de la doble jornada: una mal pagada (la remunerada) y otra sin sueldo (la doméstica) que el sistema forma a la mujer en un mundo occidentalizado en donde todo es mercancía y dentro de esta totalidad su cuerpo y su imagen, la cual es comercializada, en este contexto la mujer es mercancía y objeto. Todo esto reprime a nuestro genero, y esta represión está representada por todo el sistema capitalista, en el cual predomina el concepto patriarcal, que ha dominado la historia de la humanidad, es evidente que el hombre pertenece a este sistema patriarcal, y muchos movimientos, no están fuera de esta realidad, es así como muchos de los movimientos se han olvidado del papel histórico y relevante de la mujer en la lucha, o simplemente se la ha dejada al margen con una participación mínima y poco influyente, lo cual también es perjudicial para los movimientos ya que la mujer también está dentro del sistema. Las mujeres somos un pilar básico para la transformación social.
Por último se deriva que en esta sociedad la mujer padece de por lo menos tres formas de discriminación:
• La opresión de género por su sexo biológico
• La explotación de la fuerza de trabajo descalificada
• Subestimación de su capacidad de protagonismo en todos los ámbitos donde participa, incluyendo a los movimientos.
En la actualidad:
El purdah (aislamiento de mujeres) en Arabia y en las sociedades islámicas y el sistema de dotes en India, Aún se hacen prácticas como la ablación o mutilación genital femenina.
En África, más de dos terceras partes de los alimentos del continente son producidos por mujeres.
En Asia, muchas mujeres y niñas recogen leña por más de 5 horas al día.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que el 70% de los 1.300 millones de pobres absolutos del mundo son mujeres.
Globalmente, las mujeres ganan entre un 20 y un 30% menos que los hombres.
Cada 9 segundos una mujer es violentada y cada 6 minutos una mujer es abusada sexualmente.
Somos la mitad del mundo, y traemos la otra mitad.
El desarrollo del feminismo ha logrado una concienciación de la situación de discriminación en que vivimos las mujeres de todo el mundo, de todas las edades, resistimos todos los días grandes opresiones, esto nos vincula directamente con todos los explotados, reclamando igualdad de salario, igualdad de trabajo, ayuda estatal para el cuidado de los niños, reconocimiento de los derechos de lesbianas, legalización del aborto, violaciones, malos tratos y discriminación. Nada acabará mientras continúe la explosión capitalista, todo el peso que cargamos se transforma en banderas que deben ser llevadas por una clase trabajadora en conjunto. Hombres y mujeres nos centramos en la misma preocupación, luchamos por sobrevivir.
LA MUJER Y EL PROLETARIADO SON DOS SERES OPRIMIDOS- SIMONE DE BEAUVOIR
Escrito por
Dom y Rosa
R.A.S.H ECUADOR (///)
Comite de Educacion
